Luego, de compartir el pan con nosotros y de lavarnos los pies, Jesús asumió nuestros pecados entregando su vida de modo doloroso todo por el inmenso amor por cada uno de nosotros. Murió pero no quedó ahí, pasó a estar cerca del Padre. Resucitó. Resucitó en nuestras vidas..
Cantemos el Glooooooria, Aleluya...
Abrazos fraternos a todos y a sus familias...